El hombre metrosexual ya es mayor de edad

Fue en 1994 que el periodista y escrito inglés Mark Simpson designara la palabra metrosexual, proveniente de “Metro” de metrópolis y “Sexual” de sexo. Una palabra que sirve para designar al nuevo hombre del siglo XXI, un hombre preocupado por su apariencia y aspecto físico, que suele vivir en ciudades y le gusta invertir su dinero en ropa, cremas y otros tratamientos.

Incluso nos podemos remontar a 1991, año en el que Bret Easton Ellis publicó su novela American Psyco, que más tarde fue llevada al cine en el año 2000 por Mary Harron y protagonizada por Christian Bale. La trama nos sitúa en la vida de Patrick Bateman un tipo rico de la alta sociedad neoyorkina de finales de los ochenta que oculta su personalidad de asesino en serie. Todo este argumento no tendría nada que ver con este post, si este oscuro personaje no dedicara horas a su cuidado personal con ejercicio diario y cremas de Yves Saint Laurent. Sorprende ser un psicópata asesino de mujeres y usar mascarilla facial de hierbabuena ¿no?

Este auge del individualismo ha sido ampliamente abordado por el filósofo Gilles Lipovetsky, que de hecho utiliza la figura de Narciso como indicadora de nuestro tiempo. Todos recordamos el relato mitológico de ese hombre que se enamoró de su propio reflejo y murió ahogado al tratar de alcanzarlo. El culto al cuerpo y el miedo a la vejez y a la muerte son el caldo de cultivo de nuestra sociedad. El deseo y la inmediatez lo envuelven todo, este y otros muchos aspectos aborda Lipovetsky en su libro La era del vacío.

El marketing y la publicidad han creado a ese hombre metrosexual, le han generado necesidades que han cubierto con productos. Se podría decir que han estado en el lugar indicado en el momento indicado, pues no existe mejor momento que éste para potenciar el cuidado y la apariencia ante un individualismo acuciante. ¿Quién se iba a imaginar que en España “cuna del macho ibérico” se iban a vender cremas reductoras para la grasa abdominal? Hace 20 años nadie, pero ahora las cosas han cambiado: las principales marcas de ropa y cosmética se readaptan y crean líneas propias para el hombre, Nivea,  L´Oreal o Vichy son sólo algunos ejemplos.

Lo que la publicidad ha hecho con el hombre metrosexual no es reprobable, si es que alguien se está planteando quizás cierta crítica ética. Publicidad y sociedad se retroalimentan, pues la publicidad vende a una sociedad, una sociedad que configura sus patrones a través de los medios donde se inserta esta misma publicidad. Una relación cíclica, sin fin en la que vemos como un cambio en el individuo, sus necesidades sociales son constituidas a través de objeto de consumo. Ahora esta frase cobra todo su sentido y es innegable: las personas nos expresamos a través de objetos de consumo, pero esto lo dejamos para otro post. Aquí os dejo algunos de los mejores anuncios de productos para hombre.

@delancray